Apetito
emocional y salud
….Definimos hambre como la
necesidad fisiológica de comer y el apetito es cuando añadimos el
aliciente del placer.
Vivimos en una sociedad en la que la
mayoría de nosotros estamos expuestos a situaciones estresantes ya
sea por presión o demandas laborales, exigencias a nivel de
estudiantes, causas familiares ya sean divorcios, separaciones,
conflictos familiares o muertes….Todas estas situaciones las
vivimos como estresantes o ansiosas.
Todo este conjunto de situaciones
emocionales parece según todos los estudios incidir de manera
directa en la cantidad de alimentos consumidos como en las conductas
de ingesta de alimentos tanto por exceso como por defecto.
Así como una situación estresante
puntual provoca un aumento en la ingesta una situación estresante
crónica modificará la conducta alimentaria o dicho de otra manera
la forma en que nos relacionamos con la comida. Además parece ser
que emociones negativas se asocian con un tipo determinado de
alimentos, normalmente con más cantidad de grasa, azúcar o sal,
aunque hay que destacar que un grupo de la población ante este tipo
de emociones responde con disminuciones en la ingesta.
Fisiológicamente cuando estamos
sometidos a una sensación de hambre reaccionamos con irritabilidad,
estado de alerta, agitación…en cambio después de comer, nuestro
sistema nervioso responde con una sensación de calma y humor.
DIFERENCIAS ENTRE HAMBRE
FISIOLÓGICA Y APETITO EMOCIONAL
HAMBRE FISIOLÓGICA |
APETITO EMOCIONAL |
Aparece cada 3 o 4 horas. De manera lenta y puede esperar |
Aparece de repente a cualquier hora y a raiz de un factor
desencadenante sin tener sensación de hambre. Tiene que
satisfacerse inmediatamente |
Estamos abiertos a diferentes propuestas culinárias |
Sólo apetecen alimentos con alto contenido en grasa, azúcar y
sal |
Provoca una sensación placentera al terminar |
Aparecen sentimientos de culpabilidad, vergüenza,
remordimientos…. |
Disfrutamos en compañía de otros |
Solemos escondernos |
Cierto control de las cantidades |
No controlamos cantidades y existe la tendencia en ir
aumentando la cantidad paulatinamente |
Es consciente |
Es inconsciente |
¿CÓMO NOS RELACIONAMOS CON LA
COMIDA?
Según diversos estudios cuantos más
antecedentes de diferentes dietas tenemos más reaccionamos
aumentando la ingesta frente a una situación estresante en
comparación con las personas que nunca han hecho una dieta.
Además parece ser que los hombres
suelen modificar más el consumo de alcohol y el tabaco y en cambio
el sexo femenino suele modificar con mayor frecuencia la conducta
alimentaria.
A través de nuestras experiencias, vivencias, emociones vamos
desarrollando una serie de relaciones con la comida que pueden acabar
siendo insaludables. Si además añadimos experiencias previas con
dietas, dietas milagro, mitos alimentarios...la relación es de cada
vez más insaludable. Algunos tipos de relaciones que creamos son:
1 Relación de amante o amigo:
cuando la comida es para nosotros un confidente en el que buscar
desahogo, pensamos constantemente en la comida o tenemos el gusanillo
en el estómago como si fuera un amante que nos proporciona placer,
confort…Normalmente tenemos muy claro qué tipo de alimentos
queremos y siempre suele ser alrededor de la misma franja horaria.
2 Relación amor-odio:
cuando entramos en un círculo vicioso en el que por un lado buscamos
ese placer, confort… y por otro empezamos a odiar la comida por la
falta de autocontrol que nos ocasiona, por los sentimientos de
vergüenza, baja autoestima…
3 Convertir la comida en un
Hobbie: investigamos en técnicas de cocina, platos
suculentos y sabrosos, nos gusta descubrir restaurantes diferentes,
organizamos viajes gastronómicos...
A largo plazo este tipo de relaciones
afectan al peso y la salud provocando mayor disconfort, baja
autoestima, malestar con nuestra imagen corporal....Todo ello nos
conduce a poner en marcha prácticas dietéticas para evitar esta
situación sin saber si son correctas o más bien estamos alimentando
el sobrepeso, la obesidad, la baja autoestima...
Ante ello es recomendable en primer
lugar observarse a sí mismo, analizar qué tipo de relación hemos
establecido con la comida, conductas que repetimos a diario y una
vez que lo tengamos claro instarurar conductas y hábitos dietéticos
saludables y ejercicio físico para ir sustituyendo las conductas
insaludables. Se trataría de reconducir nuestros hábitos para ello
es necesario un período de tiempo en el que van a aparecer
situaciones exitosas per también aparecerá alguna recaida; hecho
que hay que aprender a aceptar y volver a nuestro camino. Para ello
busca la ayuda de algún experto ya que por uno mismo lo único que
hacemos es caer en conductas erróneas que empeoran el tratamiento.
A modo de conclusión:
Nuestro concepto de alimentación debe
ir encaminada hacia una visión de necesidad
fisiológica que en momentos puntuales está marcada por un
carácter social, cultural y de tradiciones que provocan situaciones
de aumento de las cantidades o nos conducen hacia una selección
alimentária errónea, pero en los que debe aparecer un conformismo
y una consciencia en cantidad y tipos de alimentos después de estar
sometidos a un proceso de aprendizaje.
LO IDEAL SERIA
ENCONTRAR UNA RELACIÓN CORDIAL CON LA COMIDA (de amigos, agradable) TANTO EN EL DÍA A DÍA
COMO EN SITUACIONES ESPECIALES.
Bibliografia:
- Michell Spence. A qualitative study of psycological, social and behavioral barriers to appropiate food portion size control
- Greeno CG and Wing RR. Stress-induced eating psycological bulletin
- Lattimore P and Coswell N. Differential effects of active and passive stress on food intake in restrained and unrestraines eaters. Appetite.
- Polivy J and Herwan CP. Distress and dieting. Why do dieters overeat? International journal of eating disorder.
- Laitinen J and Sovio. Stress related eating and drinking behaviour and body mass index and predictors of this behaviour . Preventive Medicine
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